—No sirve.
—¿Qué cosa?
—El fósforo.
—Debe estar húmedo.
—O el problema es otro.
Hay cosas que se encienden fácil. Otras hacen falta frotarlas contra la superficie correcta, insistir hasta que chispeen. Algunas nunca prenden, pero dejan rastros de hollín en los dedos.
Este lugar es eso. Un intento. Un manojo de notas, observaciones, historias a medio hacer, palabras que quedaron dando vueltas y encontraron un rincón donde arder o humear. A veces prenden. A veces solo quedan los fósforos mojados.
Sobre la autora
De algo hay que vivir, se me ocurre. Y para eso, hay que caminar con lo que la vida te va dejando a lo largo del camino. A veces lo que deja es la imaginación y, con eso, una puede ir tirando.
Me decían que no todo se escribe desde un escritorio, ay huellas que se dejan en la tierra y otras que se ahogan en la lluvia, a mí me toca escribir desde los bordes: desde la gente que camina sin rumbo, desde los que están a punto de dejar una huella más. Eso es lo que encuentro en los fósforos mojados, en las historias que salen de lo cotidiano, pero tienen algo raro, como si nunca pudieran prender.
He sido muchas cosas, y aún me estoy desvelando por ser otras. La pandemia me dio tiempo para descubrir que puedo disertar, pero prefiero hablar con palabras que quemen. Estoy cerca de ser periodista, pero el fuego nunca prende en el mismo lugar. En 2017, la suerte me permitió ganar un concurso que me hizo sentir que, quizás, había algo en mis palabras. Recibí algún que otro reconocimiento, pero nada que haga que baje la guardia. No soy buena con las medallas, pero sí con las cicatrices; esas que dejan los caminos recorridos.
El terror, en sus formas más oscuras, me acompañó desde siempre. Este género es mi refugio, como quien encuentra un fósforo en el bolsillo y lo frota con la esperanza de que, al menos, arda un rato. Me encontrarás escribiendo sobre esos monstruos que asustan pero también iluminan lo que no se quiere ver.
Hace poco, sumé una revista y una gran amiga a mis rutas, más caminos para perderme. Si querés leer sobre literatura y cine de terror, te aseguro que nuestra revista te va a marcar. Y espero que este blog también.
Después de todo, ¿no fuimos todos, alguna vez, como fósforos mojados? Intentando, frotando una vez más y esperando que, en un rincón, al final, podamos encendernos.
